14/9/08

Que Dios te dé un buen hombre

Tras un favor pequeñito, pequeñito pero grande para él, sonrió sinceramente y dijo: “Gracias, mi hija, que Dios te dé un buen hombre”. Y Yalo repitió y pensó: un buen hombre. No un carro, ni una mansión en La Romana, ni una cena con Johnny Depp, ni una semana en el pico Duarte, ni una tarde de nada en la Zona Colonial, ni una biblioteca CON cien mil ejemplares, ni un hijo responsable, ni un invernadero, ni una finca de framboyanes... Sólo un buen hombre. Un buen hombre. ¿Será que es muy difícil de conseguir?