Ese día, los médicos comprobaron estupefactos que el Príncipe era único sobre la faz de la tierra, porque realmente tenía la sangre azul. La noticia fue terrible: no hubo manera de hallar un donante que tuviese tal tipo de sangre, y el Príncipe tuvo que morir en el quirófano.
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La rosa y el sudario (2001)
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