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Adiós, locura de mis treinta años,
besado en julio bajo la luna llena
al tiempo de la herida y la azucena.
Adiós, mi venda de taparme daños.
Adiós, mi excusa, mi desorden bello,
mi alarma tierna, mi ignorante fruta:
estrella transitoria que se enluta,
esperanza de todo por mi cuello.
Adiós, muchacho de la cita corta;
adiós, pequeña ayuda de mi aorta,
tristísimo juguete violentado.
Adiós, verde placer, falso delito;
adiós, sin una queja, sin un grito.
Adiós, mi sueño nunca abandonado.
Poema, poema.
ResponderEliminarGracias por compartirlo.
Bellisima despedida...no todas son malas haha...Adiós haha
ResponderEliminarQuisiera decir a dios a todo y irme a otro mundo a comenzar de nuevo. Que te pareces!!!!
ResponderEliminar¡Yo también, Liz! Mientras más lejos, mejor. Siempre y cuando no haga mucho frío.
ResponderEliminarHola, Arge querida.
Hola, Ricky.
Y.