24/10/10

Yo te conozco, sé lo que piensas (1)

Y por eso sé que ahora te levantarás de la silla que hace tres horas te mantiene pegado frente al ordenador. Caminarás despacio hasta la cocina, abrirás la nevera, tomarás una fruta… No. Cierras la nevera. Mejor algo caliente. Un café. Eso. Te preparas un café fuerte. Bien fuerte para aguantar otras cinco horas de trabajo. Te asomas a la ventana, la abres. Dejas que una ráfaga de viento suave, pre navideño, te acaricie el pelo, la nariz, la boca. Respiras hondo. Sorbes el café y con él la vida. Llenas los pulmones de aire fresco. Cierras la ventana. Te sientas otra vez. Miras la pantalla. Te agitas. No encuentras cómo terminar el cuento que hace tres semanas te exige un final. El que sea. Pero ya. Lees las 500 líneas otra vez. Y otra. Y otra. No, no te sale. Lo dejas así. Colocas el punto final. Si alguien te reclama por qué así, por qué de ese modo, le dirás que simplemente no encontraste a tiempo un personaje que le comunicara a la difunta que tenía en sus manos las pruebas de que él sí la amaba…

14/10/10

La existencia no admite representantes

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Porque nadie puede saber por ti. Nadie puede crecer por ti. Nadie puede buscar por ti. Nadie puede hacer por ti lo que tú mismo debes hacer. La existencia no admite representantes.

Jorge Bucay