28/6/11

No es buen momento para escribir poesía

Llueve de a ratos. El sol quiere pero no sale. Hace frío. Todo está en calma. Todo bien. Todo a tiempo. Todo marcha. No hay prisas. El día transcurre de lo más normal. Demasiado normal. Tu recuerdo no atormenta ni duele. No, no es buen momento para escribir poesía.

22/6/11

Si tú no estás (merengue)

Yo sé
sacarle identidad
al sentimiento.
¿Qué crees?
¿Que hablar así, de amor, no cuesta nada?
Ya ves
lo mucho que cotiza
la distancia.
Qué importa por quién, el cómo, cuándo y por qué.
De hierro es mi fe. Lo digo sin jugar.

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The New York Band (en la voz de Cherito)

15/6/11

(...)

"Suéñeme, que le conviene. Suéñeme, que le va a gustar."

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Eduardo Galeano
Los sueños de Helena
El libro de los abrazos

9/6/11

Algo de Palomos

En la mente cabe todo, por eso nos mete en tantos problemas.

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“Entro al cuarto. Enciendo la computadora. La apago. Tomo un joystick, pero lo abandono sin usar. Cojo el control remoto, pero se me ocurre que a la pantalla de la televisión el negro le sienta mejor. Hojeo algunos libros. Pienso cuál es el límite para escribir libros, o sea, si hay prestablecido un momento en que la humanidad se dé cuenta de que todo tiene un límite, un ya está bueno.
Me tiro sobre la cama panza arriba. Ahí está el techo, en el mismo lugar donde lo dejé, a nivel de tranquilidad, con una profunda sabiduría que le impide el vano intento de tratar de escapar de sí mismo. Pienso en la gente que ha muerto en el barrio, en los que están vivos, en la televisión, en los Fox Billy Games, en Dostoievski, que escribía tanto… En la mente cabe todo, por eso nos mete en tantos problemas. Pienso en mamá. A veces se me acerca y me susurra que no piense tanto. Decido hacerle caso. Oprimo un botón y pongo la mente en blanco”.

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Pedro Antonio Valdez
Palomos (Alfaguara, 2009)

2/6/11

"La vanidad, mi pecado favorito"

Vaya que Dios es de lo más vanidoso.
Creó una linda burbuja y metió dentro todo tipo de paisajes, un cielo, montañas, flores, animales, ríos, criaturas que piensan...
Y todo sólo para que esas criaturas lo amen.

Yo te conozco, sé lo que piensas (3)

Nunca creíste que fuera experta en legeremancia. Y yo que no quiero serlo. Ahora no estaría leyendo la tablet de tu cerebro, ni interpretando las señales del patio trasero de tus ojos que mirándome me dicen: Anda, bonita, entiende. No es que no quiera, es que no se puede. Disfruta el momento, que de ahí no va a pasar. Es así la vida, bonita. Ni siquiera entiendes de (mis) gustos literarios, el primer requisito para permitirle a una chica pasar y ver. A mí me gusta Allan Poe, tú prefieres a Julio Verne. A mí me gusta la poesía, tú prefieres los relatos. A mí me gusta la historia, tú matas por una novela de ficción. Adoro las conversaciones inteligentes, tú pagas por parecer tonta. Tienes un poco baja la autoestima, yo detesto a la gente que no se quiere. No, bonita, en este caso tú eres la excepción. Me gustas, eso creo, pero no te vayas a enamorar de mí. No me idolatres, bonita. No quieras conocer mi álter ego, no me obligues a mostrártelo porque, de hacerlo, me odiarías con razón, así como odias a los personajes malos de tus paquitos favoritos…
Y no quiero que me odies, bonita. Tampoco así. Yo más que nadie sé que, “debajo de cualquier yagua vieja, puede salir tremendo alacrán…”