17/1/12

Yo te conozco, sé lo que piensas (7)

Tu mirada se pierde en el paisaje verdeblanco de la ciudad. Sonríes despacito, casi sin querer. No sabes cómo explicar tanta felicidad.
¿Qué hice yo para merecer tantas cosas buenas, tanta dicha? ¿Por qué mi vida es un goce permanente?
Analizas cómo le cuesta al resto de los humanos ser feliz, tener éxito, ser amado… y te preguntas si no será que todo está mal repartido, si no será que te tocó mucho de lo bueno y muy poco de lo malo. No. Mejor descartar ese pensamiento y elegir otro. Aparece de nuevo la sonrisa.
¿Qué culpa tengo de ser así, tan perfecto? ¿Qué culpa tengo de que todo me salga bien? Lo que pasa contigo, bonita, es que eres una envidiosa. Te molesta el éxito ajeno porque vives encerrada en tu mundo envuelto en cáscara de cebolla y todo te apesta, todo te hiede, incluso tu vida. Tres tipos de personas pasan por tu vida, bonita, no lo olvides: las que siempre formarán parte de ti, por default, porque sí; las que llegan, se van y te dejan tan buenos recuerdos que de vez en cuando merecen que las pienses con cierto cariño; y las que llegan, forman parte de ti y luego las descartas de tu existencia por amargadas, insípidas y remilgadas. ¿Que en qué grupo estás tú, bonita? Yo te lo diré. A partir de este momento queda cerrada para ti la puerta de mi memoria…

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