24/9/13

"Pinceladas del fotoperiodismo"

Jorge Cruz y Adriano Rosario muestran en una exposición cómo, de manera artística, se puede contar la realidad.

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Yaniris López
Santo Domingo
¿Cuál es el tema?, les preguntan muchos a Jorge Cruz y a Adriano Rosario cuando estos los invitan a visitar su exposición “Pinceladas del fotoperiodismo” en el Museo de las Casas Reales.
Y ellos responden que no hay tema, y que si lo hubiera entonces serían muchos temas porque es imposible etiquetar 10 años de la historia gráfica de un pueblo, o ponerle epítetos a un conjunto visual en el que caben todas las situaciones, todos los paisajes, todas las emociones.
 

Lo que han hecho Cruz y Rosario es compartir 52 imágenes de los acontecimientos que cubren y viven a diario como reporteros gráficos del LISTÍN DIARIO.
Hay imágenes sublimes, inspiradoras, tiernas;  y otras crueles, desoladoras, inquietantes y desgarradoras.
Porque así es la vida, dicen ellos, porque de eso se trata el  fotoperiodismo: de asentar gráfica y objetivamente el devenir de los tiempos.
Seleccionaron para la muestra que concluye el próximo jueves 3 de octubre imágenes que registran temas como la violencia de género, la basura, la pobreza y la desigualdad social; protestas, estampas campesinas con un toque de casualidad (como la imagen del abejorro que apareció de la nada justo cuando Adriano retrataba una flor de guajabo); los efectos de los fenómenos naturales en la isla y las secuelas dejadas por las tragedias humanas, entre ellas las ya famosas fotografías que tomó Cruz durante el terremoto que azotó Haití en enero de 2010. De este último acontecimiento se exhibe un collage con los “PDF” de los diarios del mundo que publicaron en sus portadas imágenes tomadas por Cruz en Haití.



Arte y drama
En el país no son frecuentes las exposiciones fotoperiodísticas y se debe, explican Cruz y Rosario, a que son menos comerciales que las muestras pictóricas.
“Claro, la gente no se imagina poner algunas de estas fotos en las paredes de sus casas, pero la idea de la exposición es esa, enseñarles que hay una forma diferente de mostrar la realidad y que esta tiene, también, mucho de arte”.
Al respecto, Cruz dice que, aunque al principio no quiso exponer la foto de un  feminicidio porque la consideraba muy dura y chocante, al final Rosario lo convenció de que serviría para mostrar “que no solo el cuerpo completo sirve para contar una historia”.
“Esa foto crea un choque de emociones. Es cierto que te va a impactar, la imagen te dice que es una cosa desagradable, pero los colores y el enfoque te dicen que es bonita, y de repente vuelves y dices: No, es algo feo”, explica Rosario.
Como el contraste de la foto, el fotoperiodismo les ha hecho vivir episodios de insensibilidad y nobleza extremos, momentos de rabia y sosiego; sensaciones de inquietud social y gozo.
Y a propósito, ¿cuáles han sido los cambios más importantes que han notado ambos en la sociedad durante estos años dedicados a registrar la historia gráfica dominicana?
“Han cambiado los métodos de lucha, las formas de protestar, la infraestructura física de la ciudad;  pero lamentablemente sigue habiendo mucha pobreza y desigualdad social. Ya no hay tantas casitas de yagua, incluso las casitas malas tienen algo de concreto, pero dentro de esas casitas, con todo y block puedes ver muchísima miseria dentro”, responden.

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Adriano Rosario comenzó la carrera de Comunicación Social en la UASD, casi termina en el Instituto Dominicano de Periodismo (IDP) y fue reportero de la revista “Mi Vecindario”, en Los Alcarrizos. Desde hace 13 años forma parte del LISTÍN, a donde llegó recomendado por Juan Pérez Terrero para trabajar en el laboratorio fotográfico. Allí se encargaba de recibir y revelar los negativos y de escanear las fotos.
Jorge Cruz llegó al LISTÍN en 1994 para trabajar, como lo hizo Adriano, en el laboratorio fotográfico.
Antes había trabajado en el periódico Hoy. Como fotógrafo se estrenó en este diario en 1998 con un intento de atraco ocurrido en una institución bancaria. Ha cubierto de todo, cuenta, desde Sociales hasta sucesos escalofriantes que le han marcado como persona y como profesional.