15/3/14

Roger Wolfe

Es tarde ya en la noche
y la playa está desierta.
Rompe el mar
sobre las rocas.
Un aire cálido,
espeso de salitre
y de recuerdos,

me baña la cabeza.
Cierro los ojos.
Inhalo.
Me dejo llevar.
Y luego pienso,
como casi siempre
que me pasan estas cosas,
en Proust.
Pero no he leído
a Proust.

Qué importa.
La vida es bella.
Quién necesita
a Proust.


-----
Mensajes en botellas rotas (1996)