El Archivo General de la Nación (AGN) puso a circular cuatro tomos con escritos del autor dominicano Manuel de Jesús Galván
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Yaniris López
Santo Domingo
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De los cientos de títulos que conforman la colección clásica dominicana “Enriquillo” figura, sin dudas, entre los más elogiados. Aunque no todos llegan a la última página –es largo y algo incómodo de leer-, su título jamás se olvida.
Su autor se encargó de convertir al cacique sublevado de las montañas de Bahoruco en uno de los personajes más queridos de la literatura criolla y en un héroe antillano.
Lectura obligada de bachilleres y universitarios, por mucho tiempo su referencia se repetía casi como una oración por estudiantes, profesores e incluso autores consagrados: es la única obra escrita por Manuel de Jesús Galván, autor y diplomático dominicano nacido en Santo Domingo en enero de 1834 y fallecido en Puerto Rico en 1910.
Pero resulta que no. Galván es mucho más que “Enriquillo”.
El Archivo General de la Nación (AGN) y la Dirección General de Aduanas (DGA) pusieron a disposición del público dominicano el compendio más grande antes publicado sobre el autor que lo muestra, en cuatro tomos, como un febril y prolífico escritor.
De recuperar y editar los ensayos, artículos, cartas y documentos de Galván se encargó el investigador y profesor universitario Andrés Blanco Díaz.
El primer tomo de “Textos reunidos de Manuel de Jesús Galván” contiene los escritos políticos iniciales del autor y un segundo los ensayos. El tercero está dedicado a sus artículos y controversia histórica y el cuarto tomo a las cartas, ministerios
y misiones diplomáticas. Estos textos se suman, como bien señala el editor en “Textos reunidos I”, al tomo preparado por Manuel Núñez en el año 2000 para el Consejo Presidencial de Cultura, con el título “Novelas cortas, ensayos y artículos”.
20 años buscando…
Perseguidor de sueños, lector por placer y sensible rastreador del legado literario dominicano, Blanco Díaz se ha dedicado, desde los años 80, a perseguir y revelar el trabajo de los principales pensadores dominicanos del siglo XIX y principios del XX, entre ellos Alejandro y Javier Angulo Guridi, José Ramón López, César Nicolás Penson, Francisco Gregorio Billini y Félix María Del Monte.
LISTÍN DIARIO conversó con él sobre Galván y sobre el sacrificado trabajo de la investigación en República Dominicana.
Muchos pensaban, hasta ahora, que Galván era un literato puro, es decir, que sólo fue autor de ficciones; sin embargo, usted nos presenta en sus libros a un Galván político, económico, filosófico y hasta humano...
Esto permite formarse una idea más totalizadora de la personalidad de Galván, en todos los sentidos. Allí tenemos a un personaje que vivió apegado a su tierra y a su gente, aún a despecho de quienes le endilgan su participación y apoyo a la causa de la Anexión a España.
Es un Galván íntegro, siempre dispuesto a dar de sí por el bien de su patria. Debo aclarar, y a la vez resaltar, que ya nuestro notable pensador y ensayista Manuel Núñez había recogido en un volumen varias novelitas, textos poéticos y artículos, bajo el título de Novelas cortas, ensayos y artículos. Este volumen fue publicado en el año 2000 por el entonces Consejo Presidencial de Cultura, con el impulso del reconocido poeta Cayo Claudio Espinal.
De todas las facetas de Galván, ¿cuál le llama más la atención?
La que nos lo muestra como una persona modesta, contraria a los homenajes y reconocimientos, así como al exhibicionismo.
Mucha gente considera que el único libro que Galván escribió es Enriquillo. ¿Es realmente así? ¿Qué intelectuales y críticos de América hablaron sobre ella?
No. Galván había publicado dos folletos: El general Pedro Santana y la Anexión de Santo Domingo a España (1862, sin consignar su nombre) y El arreglo de la cuestión domínico-española de 1879. Del Enriquillo escribieron José Martí, Concha Meléndez, Pedro y Max Henríquez Ureña, entre otros.
¿Qué tiempo le tomó reunir estos cuatro tomos?
Es un trabajo que venía haciendo desde 1989; y que no ha concluido, porque faltan los trabajos de este autor aparecidos en La España Radical, El Buscapié, El Agente y Las Novedades, principalmente en el extranjero.
La mayoría de los escritores dominicanos de aquella época publicaban sus obras en periódicos y no en libros. ¿Lo hizo así Galván?
Salvo los dos folletos antes mencionados y la Controversia histórica sostenida con José Gabriel García, publicada primeramente en El Teléfono (en el caso de García) y El Eco de la Opinión (en el caso de Galván), el material que se incluye en los cuatro volúmenes fue extraído de periódicos, revistas, gacetas oficiales, legajos, copiadores de oficios y archivos particulares.
Recoge usted también la labor de Galván como crítico literario, ¿cómo valora la importancia de esta obra?
No sé si podría calificarlo como crítico literario, pero sí como un personaje que se preocupó por comentar sobre muchos de nuestros literatos y sobre sus escritos. Enumero solo algunos: Félix María Del Monte, Francisco Gregorio Billini, Pablo Pumarol, César Nicolás Penson, Arturo Pellerano Castro, Osvaldo Bazil, Amelia Francasci, Salomé Ureña, Ulises Francisco Espaillat, sin seguir un orden cronológico.
¿De dónde saca tanta paciencia para dedicarse a un oficio aparentemente tedioso como la investigación literaria?
De la pasión, de la “fiebre” con que me entrego a este verdadero entretenimiento. Sólo los que vivimos metidos de lleno en el mundo de lo que pensaron, escribieron y dejaron nuestros autores sabemos lo que se experimenta. Debo decir que cada hallazgo de un autor que se investiga es un momento para exclamar como lo hizo Euclides cuando dio con lo que buscaba.
Uno no se da por satisfecho sino cuando tiene “atado” al autor de que se trate, o sea listo para ser presentado a la comunidad interesada.
Con las precariedades nuestras, ¿cuáles son los secretos de un investigador literario para sacar adelante su trabajo?
Vivir intensamente, todos los días, lo que uno hace y lo que le gusta; a veces hasta en el sueño. Ser un “necio” e insistente con las informaciones incompletas, rotas o parciales que llegan cuando se está en el proceso de búsqueda. Si en una oportunidad le dicen que no existe lo que se busca, dejar pasar algún tiempo y volver sobre la misma información, como si nada hubiera pasado.
¿En qué nuevos proyectos de investigación literaria trabaja?
Estoy embarcado en el rastreo de los trabajos de varios autores, pero los principales son Félix María Del Monte, Francisco Gregorio Billini, Emiliano Tejera, Muley Despradel y Juan Antonio Alix. De este último, debo decir que mi atracción hacia el Decimero del Yaque viene de lejos, y se remonta a los tiempos de mis años mozos, cuando mi padre me recitaba “La buena vida del gato”, “El follón de Yamasá”, “Los curanderos (en bien de la humanidad)”, “Los vagos en nuestros campos”, “Los mangos bajitos” y otras de Siño Juan el Decimero. De este verdadero Cantor Nacional he logrado inventariar cerca de setecientos títulos.
Del contenido
“Los textos de Galván “van desde sus escritos en el período de la Anexión a España, pasando por sus ensayos, siguiendo por los artículos y la resonante y valiosa controversia que sostuvo con el historiador José Gabriel García, y culminando con la correspondencia personal y la prosa de su ejercicio en el Ministerio de Relaciones Exteriores”, escribe Blanco Díaz.
En su escritos políticos iniciales aparecen sus consideraciones sobre la invasión haitiana, el periodismo y la policía, Francia y Haití, el carácter general de la anexión, cuestión monetaria y deberes públicos, entre otros tópicos.
El tomo II nos presenta al Galván ensayista en trabajos como “El general Pedro Santana y la anexión de Santo Domingo a España” y “El arreglo de la cuestión domínico- española de 1879”.
El tercer tomo, “Artículos y controversia histórica”, contiene la controversia que en 1889 se produjo entre Galván (que escribía en El Eco de la Opinión) y José Gabriel García (que escribía en El Teléfono) sobre “las debatidas glorias del general Santana”.
Según nota del editor, esta controversia está considerada como la más importante sobre temas históricos sostenida en República Dominicana.
Del tomo IV, dedicado a las cartas, ministerios y misiones diplomáticas, destaca un comunicado enviado por Galván al ministro de Relaciones Exteriores de República Dominicana sobre su participación como representante del país en la Conferencia Internacional del Meridiano Primo, celebrada en Washington en 1884, así como un extracto del protocolo 7mo. leído por Galván como delegado de Santo Domingo, en la que el autor hace constar “la sucinta manifestación que hice a la Asamblea en apoyo de mi voto negativo respecto a la adopción del Meridiano de Greenwich…”.
Queda pendiente, asegura Blanco Díaz, recopilar los materiales que se encuentran dispersos en periódicos y revistas del extranjero para completar la obra de Galván.
“La recogida de ese material podría ser, quizás, el mejor homenaje que se le haría a Galván cuando, en el 2010, se cumpla el primer centenario de su muerte”, concluye.
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Publicado el 20/09/2008 en LD