Llueve y Emely (dos años y cuatro meses) está muy embromona.
—¡Oye, Emely, está lloviendo! Vamos a escuchar la lluvia, así, en silencio. Escucha.
Shhshshshshshs...
Shhshshshshshs...
—¡Ay, tía! —dice Emely de repente con cara preocupada— La Luna... se mojó.