No sé cómo abrir el frasco del tiempo
para quedarme dormida en medio del
bosque.
Ningún beso silba sobre la rama de un árbol.
Ninguna manzana puede hacerme
dormir
tanto como quiero.
Mi príncipe ya duerme conmigo
en un bosque pintado en nuestra sábana,
allí me tiendo cada noche,
en una urna tallada de ácaros y plumas,
y tomo una píldora para asegurarle
que me despertaré de nuevo.
Pero cada amanecer
el rocío se empapa en mis mejillas
y me asomo al estanque
para escuchar atenta el croar de la rana
y me veo exactamente como no lo
contaría.
Me muestra que no soy la princesa,
soy la bruja que envenena la manzana.
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Farah Hallal Muñoz, dominicana
Una mujer en caracol, 2009
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